miércoles, 6 de enero de 2010

Una navidad como cualquier otra.

La llamada se había interrumpido repentinamente, así que las sirenas hendían el aire y las luces se difuminaban en la neblina del centro de la ciudad, mezcladas con los palidos reflejos del resplandor de los adornos navideños. La avenida lucía vacía los cierres sombríos de las tiendas céntricas, que habían sido el día anterior un frenesí de voces y deseos que desembocó en un desorden nocturno que ellos no podían ver, desde su coche a toda velocidad, mientras se repetían los datos de la llamada: afueras de la ciudad, un niño desvalido, un tejado de chapa iluminada. Una dirección. Antes de que tuviesen que decidir el camino más rápido a tomar, la centralita les puso al corriente de otra llamada, parecía que la familia había abandonado la dirección a la que se dirigían. Así que decidieron en pocos segundos de deliberación acudir a ese lugar, para poder encontrarlos mejor.

Entre chapas y uralitas, una luz muy tenue iluminaba un espacio mínimo, con una cuna y una cocina de gas, que nutría un cazo que parecía inservible...en otros contextos más amables. Un colchón en el suelo ocupaba el resto de la estancia. Y estaba vacía.

Joder- murmuró 1- que navidad más... (buscaba una palabra, que nunca llegó. No hizo falta. Sus compañeros asintieron) .

La lluvia comenzaba a repicar en los techos, y debían encontrar a quienes habían ido a buscar. Subieron al auto y se dirigieron más allá en la barriada. No tardaron en encontrarlos, un hombre en una camiseta de manga corta y una mujer envuelta en unas mantas raídas que sostenía un fardo apretándolo como si quisiese convertirlo en algo propio, en parte de ella.

Fue una conversación breve, no hubo solemnidades ni reparos, el cansancio y el desamparo encontraron mejores voces: Son ustedes, sí, somos, por qué, porque tenemos miedo, miedo de que, miedo del frío, la lluvia, la enfermedad del niño, de que se lo lleven, llevarnoslo por que, por que digan que no somos buenos con él, ahora lo importante es si el niño está bien, no lo está, como va a estarlo, entonces le ayudaremos, pero no nos separaremos, iremos al hospital, no, no iremos. Y ahí acabó esta breve conversación, en el cual unos accedieron a volver a su lugar, y los otros a permitir que su niño fuera examinado, y quizá ellos avergonzados. Subieron al coche.

Cuando llego la ambulancia, acordaron poner sus puertas traseras a la entrada de la casa para darle luz, calor y abrigo. Ya habían llegado algunos curiosos, atraidos por la luz como las polillas, y desde algunos balcones no muy lejanos, aparecían sombras. Los padres, en una esquina, mantenían la cabeza gacha, y sólo podían verlos ellos, al lado de la cuna de su niño. 1 quiso acercarse y darle una manta para la cuna. La madre, roja, sonrío, pero ni se atrevió a decir nada. 2 tenía un llavero, y al caer con todas las llaves que requería buscando alguna otra cosa, el niño rió tras un silencio, y otra luz más amable inundó la chabola. Así que un improvisado sonajero siguió a la exploración del bebé, y cuando un termómetro fue entregado a sus padres, con el aviso de controlar las temperaturas y acudir a un hospital en caso de fiebres, que por el momento no existían, hubo un instante de silencio que completaba una escena de cierta felicidad.

Cuando las luces de los coches se hubieron desvanecido, perfiles amistosos ofrecían para el recien nacido y su familia comida, prendas de abrigo y sonrisas para ellos, simpatía y comprensión para su situación. Durante unos minutos, reconoció caras y gestos de personas a las que nunca había hablado, y no se sintió humillado con sus ofrendas, era una relación de ayuda entre iguales, con el respeto que el dolor y la dificultad ajena otorga a las personas de buen corazón.Cuando se fueron, pensaron que quizá él, su niñito, podría llegar a ser más que ellos, y se durmieron pensando en su futuro.

Al día siguiente la nieve les sorprendió, y dudaron de si todo sería un sueño. La realidad era igual de poco amable, salvo en un cierto rincón de ellos mismos. pero no sabían si serían capaces de hallar de nuevo el camino.


Muy original, como veís, la misma historia o parecida en la actualidad, y no ha quedado muy bien, pero me tengo que ir a la cama y ya llevaba tiempo sin poner nada xDDDDDDDDd. Hasta pronto, me digo a mí mismo.

2 comentarios:

  1. Gracias, no me ha quedado muy allá, creo, pero bueno, ya debía poner algo para empezar el año. Me alegra mucho que te haya gustado, ¡gracias de nuevo!

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